Cuando te haces mayor, el cuerpo cambia, y los ojos no son una excepción. Tal vez nos cueste más enfocar de cerca, la luz intensa nos resulte molesta o notemos que se nos irritan los ojos sin razón aparente. La buena noticia es que, con un poco de prevención y revisiones periódicas, podemos conservar una visión clara y funcional durante muchos años.
A continuación, te explicamos cómo cuidar de tus ojos cuando te haces mayor. Nuestra vista lo merece.
Índice de contenidos
1. Revisar la vista aunque no tengamos síntomas
A lo largo de la vida siempre es recomendable visitar al oftalmólogo al menos una vez al año, pero ello se hace especialmente necesario cuando nos hacemos mayores. Algunas enfermedades oculares comunes en las personas mayores, como el glaucoma, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o ciertos problemas de retina, pueden desarrollarse sin síntomas. Detectarlas a tiempo nos puede ayudar a conservar la visión.
2. No esperar demasiado para operar las cataratas
Las cataratas son una causa habitual de visión borrosa a partir de cierta edad. Aunque la cirugía es segura y efectiva, no conviene dejar que evolucionen demasiado. Las cataratas muy maduras son más difíciles de extraer y pueden conllevar mayores riesgos quirúrgicos. Si notamos dificultad para leer, conducir o ver bien de noche, es momento de consultar con el oftalmólogo.
3. Hidratar bien los ojos
Con la edad, se reduce la producción natural de lágrimas. Ello agrava el síndrome de ojo seco pero, aunque no lo padezcas, sí notarás más sequedad en todas las mucosas. En los ojos debuta con sensación de picor, escozor o arenilla. Para prevenir problemas mayores, conviene acostumbrarse a utilizar lágrimas artificiales. No todas las que se comercializan son válidas para cada persona y cada caso. Debe ser el oftalmólogo quien prescriba las más adecuadas según necesidades relativas a su viscosidad, concentración, osmolaridad,…
4. Proteger los ojos del sol
La radiación ultravioleta daña los tejidos oculares y puede acelerar el envejecimiento visual. Siempre es necesario utilizar gafas de sol con filtro UV de nivel 3 homologadas cuando se sale a la calle durante las horas centrales del día. Pero, cuando nos hacemos mayores esto es imprescindible porque todos nuestros tejidos son más delicados, también el ocular. Se recomienda, además, utilizar sombreros o gorras de visera ancha o paraguas que nos protejan de la radiación solar.
5. Evitar leer con poca luz
Leer con escasa iluminación no daña la vista directamente, pero puede provocar fatiga visual, dolor de cabeza o incomodidad. Lo ideal es leer con una luz suave pero suficiente, y hacer pausas breves para relajar los ojos. Además, con la edad perdemos sensibilidad al contraste y nos cuesta más fijar la vista en condiciones de baja iluminación
6. Revisar los párpados
Con la edad, puede ocurrir que los párpados se descuelguen. En general, el problema no va más allá del lado estético y puede corregirse con una operación de blefaroplastia. Pero puede ocurrir que el párpado superior tape en el campo visual, o que el párpado inferior rote hacia afuera y se separe del ojo. Esto se conoce como ectropión y es más frecuente en personas mayores. El principal problema es que, si el ojo no cierra bien, la película lagrimal se reseca, pudiendo dar lugar a ulceraciones. En ambos casos, es necesario consultar con el especialista en oculoplástica para que valore la necesidad de intervenir o no. La cirugía es sencilla y mejora notablemente la calidad de vida.
7. Cuidar de la alimentación para cuidar de la vista
Para cuidar de la vista cuando te haces mayor, es importante cuidar de tu alimentación.
Es imprescindible beber mucha agua (pese a que si hay problemas de corazón o retención de líquidos, es necesario que el cardiólogo paute la cantidad máxima a ingerir), para mantener bien hidratados todos los órganos y tejidos (también el ocular).
Por otra parte, se recomienda el consumo de alimentos que sirven para reforzar la vista: Una dieta rica en omega-3, vitaminas A, C y E, y antioxidantes contribuye a mantener sanos nuestros ojos. El pescado azul, las verduras de hoja verde, los frutos secos y las frutas del bosque protegen la retina y la mácula.
En resumen: ver bien también es envejecer bien
La salud visual en la tercera edad es clave para mantener nuestra autonomía y bienestar. Con una revisión anual y unos buenos hábitos de nutrición, movilidad y cuidados personales, podemos prevenir muchas enfermedades oculares y seguir disfrutando del día a día con buena visión.