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¿Qué es el derrame ocular y cuándo debemos preocuparnos?
El derrame ocular, también conocido como hiposfagma, es una hemorragia que aparece en la parte blanca del ojo (esclerótica). Aunque puede parecer alarmante, lo cierto es que en la mayoría de los casos se trata de un problema benigno y temporal.
Aunque el aspecto puede alarmar —una mancha roja intensa en el ojo—, no suele provocar dolor, ni pérdida de visión, ni secreción ocular. Tampoco presenta síntomas inflamatorios como picor o escozor. En la mayoría de los casos, desaparece por sí sola en pocos días o semanas, sin necesidad de tratamiento y, por tanto, no debemos preocuparnos. Pero hay otros casos en lo que sí debemos consultar.
Causas del derrame ocular
El derrame ocular puede producirse por múltiples motivos. Las causas más comunes incluyen:
- Esfuerzos físicos intensos, como:
- Toser de forma violenta
- Estornudar con fuerza
- Vomitar
- Hacer grandes esfuerzos durante el ejercicio o el levantamiento de peso
- Traumatismos o golpes en el ojo
- Alteraciones en la coagulación sanguínea
- Uso de medicación anticoagulante o antiagregante plaquetario
- Hipertensión arterial no controlada
En algunos casos, no se puede identificar una causa concreta, y se considera un episodio esporádico sin mayor importancia.
¿Cuándo acudir al oftalmólogo?
Aunque el derrame ocular, o hiposfagma, suele ser inofensivo, conviene acudir a consulta oftalmológica en los siguientes casos:
- Si el derrame ocurre de forma recurrente
- Si aparece tras un traumatismo ocular
- Si va acompañado de dolor, alteraciones visuales o inflamación
- Si toma medicación anticoagulante o tiene antecedentes de problemas de coagulación
- Si existe tensión arterial alta no controlada
En estos casos, el oftalmólogo puede evaluar la necesidad de realizar un estudio más completo, y derivar al paciente al médico de cabecera o a un especialista en medicina interna si se sospecha un problema sistémico.
¿Cómo evoluciona un derrame ocular?
La sangre acumulada en la conjuntiva va cambiando de color con el paso de los días, de un rojo intenso a un tono amarillento, hasta desaparecer por completo. Este proceso puede durar entre una y tres semanas, dependiendo del tamaño del derrame y del estado general de salud del paciente.
Durante este tiempo, no se recomienda frotar el ojo, ni utilizar colirios sin prescripción médica. Tampoco es necesario cubrir el ojo ni suspender las actividades diarias, salvo indicación del especialista.
En resumen
El hiposfagma o derrame ocular es una hemorragia subconjuntival benigna y autolimitada que, aunque puede parecer alarmante, no suele representar un riesgo para la salud ocular. Sin embargo, su aparición frecuente o en determinadas circunstancias debe valorarse por un oftalmólogo para descartar otras patologías asociadas, como problemas de tensión arterial o trastornos de la coagulación.
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