La mala visión en muchas ocasiones no es inevitable, con el paso de los años ocurren algunos cambios físicos debido al proceso…
El aumento de la esperanza de vida, ha provocado que en nuestras consultas numerosas enfermedades, que hace unos años veíamos en contadas ocasiones, sean hoy en día patología muy frecuente.
Este es el caso de las cataratas y la Degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
Hace 3 ó 4 décadas, una persona mayor de 65 años, era un anciano al que se controlaba su patología coronaria y nada más. Hoy en día, en cambio, son ayuda imprescindible en la sociedad, en nuestra vida cotidiana.
A nivel oftalmológico, la aparición de las cataratas y de la DMAE en este grupo de edad, son patologías que pueden mermar mucho sus actividades.
Gracias al avance de la medicina, hoy en día la cirugía de las cataratas, la facoemulsificación, genera muy pocas molestias a los paciente, siendo la recuperación visual muy rápida, desde el mismo día de la intervención.
Y dado que el balance riesgo-beneficio es altamente satisfactorio, este tipo de intervención se ha instaurado casi como una necesidad propia de la edad y no como una cirugía necesaria para pocos.
En cuanto a la DMAE, el balance riego-beneficio, ya no es tan positivo. Desde que a finales de los años 70 se inicio su tratamiento con la fotocoagulación Laser, más tarde la Radioterapia, y la terapia Fotodinámica con Verteporfino han habido numerosas mejoras, pero no ha sido hasta estos últimos años con la introducción de la terapia anti-VEGF (anti Vascular Endotelial Grouth Factor) cuando por primera vez donde antes hablábamos de perder menos agudeza visual, hoy nos podemos referir a mejoras visuales. A pesar de estos avances seguimos sin curar esta enfermedad, simplemente la frenamos. Así y con no curarla, esta terapia es cada día mas frecuente en nuestras consultas. Se trata de inyecciones intravitreas continuadas de anti-VEGF. El grado de satisfacción de los pacientes tratados con anti-VEGF es mucho mayor que con las antiguas terapias. En primer lugar, no notan disminución de agudeza visual tras el tratamiento (esto pasaba con la FCG, sabíamos que en un principio bajaban la visión, pero la pérdida visual final era menor en los pacientes tratados que en los no tratados, era descorazonador). En segundo lugar, la mayoría de los pacientes tras el tratamiento creen notar una mejora visual, que la mayoría de las veces no es real, simplemente han dejado de perder, la pérdida de AV por la DMAE es rápida y brusca, de días, y simplemente el freno a esa perdida visual, y la estabilización de su AV hace que sientan cierto grado de mejora y en tercer lugar, y no por no ser lo más frecuente o lo buscado, muchos de estos pacientes mejoran con este tratamiento.
A estas dos patologías tan frecuentes en la consulta oftalmológica se une a veces, por tratarse del mismo grupo de edad, la Enfermedad de Alzheimer.
Los oftalmólogos “grandes desconocedores” de la patología sistémica de nuestros pacientes, preferíamos tener aparcados a estos pacientes, por el miedo de causarles más problemas que beneficios. Por la posibilidad de desubicarlos más de lo que ya estaban.
Últimamente, en cambio, somos mucho más agresivos, y los resultados están siendo espectaculares. Lo que buscamos es que se aíslen lo menos posible. Y tanto las cataratas como la DMAE por la perdida visual que generan, incapacitan mucho a estos pacientes, mucho más que al resto de la población. A la hora de tratar a estos pacientes somos mucho más agresivos, pero también mucho más cautos.
Mucho más agresivos, pues nos planteamos terapias combinadas (facoemulsificación+ terapia anti-VEGF) en vez de esperar a ver los resultados de una u otra terapia para empezar con otros tratamientos.
Mucho más cautos, pues a la hora de intervenir quirúrgicamente a estos pacientes, valoramos mucho más la incapacidad que les está generando su patología, lo valoramos conjuntamente con sus familiares, con sus cuidadores y juntos llegamos a la decisión de intervenir o no.
También valoramos la necesidad de operar un ojo o los dos. Tanto las cataratas como la DMAE aunque son enfermedades asimétricas, suelen ser bilaterales. En el enfermo con Alzheimer nos plantearemos operar un solo ojo, el mejor, y dependiendo del grado de satisfacción, nos plantearemos el segundo ojo. En la DMAE rara vez realizamos tratamientos de los dos ojos a la vez por temor a la mayor complicación que existe en este tratamiento, la endoftalmitis., solo en algunas ocasiones que la agresividad de debut es máxima, nos lo planteamos, pero nunca o casi nunca en los tratamientos sucesivos pues rara vez coinciden en el tiempo. En el paciente con enfermedad de Alzheimer, somos mucho más cautos en cuanto a la terapias binoculares conjuntas por el riesgo que conllevan.
Fuente:
Dra. N. Casamajó N. Col. 36689