La Dra. Zoraida del Campo, experta en trasplantes de córnea relata el funcionamiento del banco de tejidos y nos proporciona algunas cifras sobre la actividad de este procedimiento.
La OCATT, Organización Catalana de Trasplantes, tiene como objetivo principal de gestionar el número de trasplantes necesarios para dar respuesta a la demanda, garantizando la calidad del proceso. Es la responsable de planificar, ordenar y coordinar las actividades relacionadas con la extracción, la conservación, la distribución, el trasplante y el intercambio de órganos y tejidos para utilizarlos con finalidades terapéuticas en Cataluña.
La córnea es un tejido procedente de un donante cadáver y, a diferencia de los trasplantes de órganos, no existe una lista de espera para recibir el trasplante. Cuando se detecta, por parte del médico, la necesidad de un tejido corneal se hace la solicitud al banco de tejidos y el tiempo de espera es el tiempo que se tarda en detectar el tejido idóneo para cada paciente.
Según los datos de la OCATT en el año 2016 existieron 2369 donantes oculares obteniéndose 4687 córneas de las que el 85,9% se procesaron. De las córneas procesadas el 50,7% fueron córneas viables y el 49,3% no viables mayoritariamente por causa del propio tejido donante que no se encontraba en las condiciones óptimas. Así en el año 2016 se llevaron a cabo en Cataluña 1313 trasplantes corneales. Observando estos datos podemos concluir que es necesario un elevado número de donantes porque menos del 50% de las córneas serán procesadas y válidas para ser trasplantadas y colaborar en la recuperación visual de los pacientes.
En el banco de tejidos se encargan de la extracción, conservación y también preparación de la córnea según el tipo de trasplante que se vaya a realizar. Si el trasplante va a ser penetrante, de todo el espesor, la córnea se necesita entera; pero si se va a llevar a cabo un trasplante lamelar, parcial, de alguna de las capas corneales, el banco corta la córnea pre-preparando el tejido. En los últimos años observamos una disminución de los procedimientos penetrantes
a favor de los procedimientos lamelares, con el objetivo de conservar las capas corneales propias del paciente que no están dañadas, y así disminuir el riesgo de rechazo.
Aunque los ojos no son órganos que comprometen la vida del paciente, es cierto que la falta de visión sí condiciona de forma significativa su calidad. Cuando las lesiones y enfermedades afectan a la córnea el trasplante puede comportar la recuperación visual.