¿Quieres dejar atrás las gafas o las lentes de contacto y estás valorando implantarte una lente ICL? La implantación de una lente ICL (Implantable Collamer Lens) es una de las opciones más seguras y avanzadas para corregir miopía, hipermetropía y astigmatismo. Aun así, es normal tener dudas antes de dar el paso. En este artículo resolvemos de manera clara y profesional las principales dudas sobre la operación de miopía con lente ICL

¿Soy candidato/a a una cirugía con lente ICL?

Las lentes ICL están pensadas para personas que:

  • Tienen una graduación estable (sin cambios en los últimos 12 meses).
  • No pueden someterse a láser por motivos de grosor corneal o alta graduación.
  • Cuentan con una cámara anterior suficientemente profunda y buena salud ocular.
  • No presentan patologías previas como glaucoma, cataratas incipientes o problemas graves de córnea.

El estudio previo es clave: incluye pruebas de visión, topografía corneal, conteo de células endoteliales y medida de la profundidad ocular.

¿Cuál es la graduación máxima corregible con lentes ICL?

Las lentes ICL permiten corregir un amplio rango de defectos visuales:

  • Miopía: hasta aproximadamente -18 dioptrías.
  • Hipermetropía: hasta +10 dioptrías.
  • Astigmatismo: hasta 6 dioptrías, dependiendo del modelo de lente.

Estos valores pueden variar ligeramente según la marca, la tecnología disponible y las características anatómicas del ojo. Por ello, el estudio previo personalizado es imprescindible para determinar la viabilidad.

¿Qué riesgos y complicaciones pueden aparecer?

Ninguna cirugía está exenta de riesgos, pero las lentes ICL tienen un alto nivel de seguridad y, además, son reversibles (se pueden retirar). Los posibles efectos adversos son:

  • Aumento de la presión intraocular, si el humor acuoso no circula bien.
  • Cataratas secundarias, si la lente está demasiado cerca del cristalino.
  • Pérdida de células endoteliales
  • Halos o reflejos nocturnos, sobre todo en los primeros meses.
  • Desplazamiento de la lente en casos muy concretos, que puede requerir reposicionamiento.

La mayoría de estos riesgos son poco frecuentes y se controlan con revisiones regulares.

ICL o láser: ¿cuál es la mejor opción?

Pese a que la lente ICL tiene algunas ventajas sobre la cirugía Lasik, hay casos en los que es más recomendable el Lasik, por ejemplo, si sólo tienes astigmatismo. En todo caso, debe ser el oftalmólogo quien valore tu caso particular y te recomiende la técnica más adecuada para ti y tu estilo de vida.

Ventajas de la cirugía ICL respecto al LASIK

  • Reversibilidad: la lente se puede retirar o sustituir en caso necesario, mientras que el láser modifica permanentemente la córnea.
  • Corrección de graduaciones altas: ICL permite tratar miopías muy elevadas (hasta -18D) y astigmatismos más altos que los habitualmente abordados con láser.
  • Conservación corneal: no se elimina tejido de la córnea, lo que es fundamental en córneas finas o irregulares.
  • Calidad visual: muchos pacientes refieren mejor contraste y visión nocturna más estable que tras el láser.
  • Recuperación rápida: la mejoría visual es casi inmediata, con mínima sequedad ocular.

Resultados: ¿dejaré de usar gafas para siempre?

El objetivo principal es la independencia de las gafas en visión lejana. En la gran mayoría de pacientes se consigue una visión nítida y estable. No obstante:

  • Puede quedar un pequeño defecto residual que, en casos muy concretos, requiera gafas mínimas.
  • Con el paso de los años, la presbicia (vista cansada) puede hacer necesarias gafas para leer.

En general, los resultados son predecibles, estables y duraderos.

¿Cómo es la operación y la recuperación?

  • Procedimiento: dura unos 15-20 minutos por ojo, con anestesia tópica (gotas). No duele, solo se nota una ligera presión.
  • Recuperación: la visión mejora en horas o pocos días.
  • Cuidados: se aplican gotas antibióticas y antiinflamatorias durante unas semanas. Es necesario evitar piscina, maquillaje y esfuerzos intensos al inicio.
  • Revisiones: controles el primer día, la primera semana, al mes y después anualmente.

Otras dudas frecuentes

  • ¿Se ve la lente? No. La ICL es transparente y queda detrás del iris, invisible a simple vista.
  • ¿Es dolorosa? No. La anestesia en gotas elimina el dolor y el postoperatorio es muy cómodo.
  • ¿Se pueden operar ambos ojos a la vez? A menudo sí, aunque depende de la estrategia del cirujano.
  • ¿Se puede hacer vida normal? Sí, en pocos días. Solo hay que seguir las recomendaciones postoperatorias.
  • ¿Es para siempre? Sí, pero si es necesario, la lente se puede sustituir o retirar.

Conclusiones

La cirugía refractiva con lente ICL es una alternativa segura, eficaz y reversible para quienes quieren dejar las gafas. Con un estudio previo completo y un seguimiento adecuado, los resultados visuales son excelentes y duraderos.

Si estás valorando esta opción, lo más recomendable es consultar con el oftalmólogo especializado que pueda resolver tus dudas y confirmar si eres un candidato ideal.