Nuestra salud mental está muy ligada a nuestros hábitos de higiene emocional. Las personas más felices son aquellas que mejor aceptan la realidad y se adaptan a las circunstancias con una mentalidad positiva. Esto no implica que no tengan problemas sino que los saben afrontar sin dejar que los problemas arrastren su paz interior.
La sociedad occidental nos condiciona a llevar un ritmo de vida bastante estresante, dependiendo del reloj y las múltiples obligaciones y tareas que nos imponemos. El estrés nos eleva el nivel de cortisol que incrementan la angustia y la ansiedad. Para combatirlo, es necesario que cada persona encuentre un espacio diario para llevar a cabo actividades que eleven los niveles de endorfinas, en concreto, la serotonina, responsable de la sensación de bienestar y alegría necesarios para poder alcanzar el equilibrio interior que tanto perseguimos.
Las actividades que activan la serotonina son particulares para cada individuo, dado que todos somos diferentes y tenemos nuestras preferencias, pero es cierto que hay una gran mayoría de personas a las que les funciona muy bien la práctica de algún deporte, la meditación para sosegar cuerpo, mente y espíritu, los paseos por parajes naturales, los viajes, los encuentros con amigos, la música, el cine o la lectura.
No siempre resulta posible poder escaparnos al gimnasio, al cine, a la naturaleza o en otro país pero sí es fácil encontrar un ratito cada día para escuchar música o leer.
Leer nos relaja, nos aporta nuevos conocimientos y nos traslada en el tiempo y el espacio cuando nos imbuimos en el texto. Esto es especialmente beneficioso en procesos de convalecencia que nos obligan a la inmovilidad. Todo es un tema de actitud. No podemos elegir lo que nos pasa pero sí lo que hacemos con lo que nos pasa. En consecuencia, no podemos elegir ponernos enfermos pero sí la actitud con la que encaramos la enfermedad y, si la miramos con ojos positivos, ésta nos ofrece espacios de tiempo que normalmente no tenemos, para poder saborear un buen libro que nos reconfortará y nos hará olvidar por unas horas o por unos minutos nuestros males.
Por lo tanto, os recomendamos que este Sant Jordi salgáis a la calle de buena mañana y disfrutéis del día, de los libros y las rosas, del ambiente festivo, del amor y de la vida, porque la suma de estos pequeños momentos que tanto nos llenan son lo que acaban conformando una vida plena y feliz.