Depresión. Hablemos

La ONU dedica el día 7 de abril conmemorar el #DiaMundialDeLaSalud y este año lo dedica a la #depresión bajo el lema “hablemos” para generar conciencia social y acabar con la estigmatización de los enfermos.

La depresión es una enfermedad grave que provoca una importante discapacidad al que la sufre, no sólo a nivel laboral sino también a nivel social y familiar.

La confusión de la depresión, como enfermedad, con el hecho de estar deprimido “depre”, como emoción, estigmatiza a quienes la padecen y provoca que muchos no acudan al especialista para obtener un diagnóstico y un tratamiento muy necesarios para a su sanación.

Si bien los síntomas pueden ser coincidentes en los estadios iniciales, en el caso de la enfermedad como tal son perdurables en el tiempo y a menudo independientes de los acontecimientos que propician el estado de tristeza profunda y persistente que se convierte en angustia existencial, que invalida a la persona para llevar a cabo tanto actividades con las que disfruta normalmente como sus actividades cotidianas, durante más de dos semanas.

Según datos de la OMS, en el año 2015 un 5,2% de españoles, cerca de 2,5 millones de personas, sufrieron depresión. La depresión es una de las principales causas del suicidio y el suicidio es la segunda causa de muerte en personas entre 15 y 29 años en el mundo (1,5% de casos).

El riesgo de padecer depresión aumenta significativamente con la pobreza, la falta de trabajo, la pérdida de un ser querido, la ruptura de la pareja, las drogadicción o la enfermedad.

En este sentido es muy importante trabajar la gestión emocional en el sentido de evitar que el dolor físico y/o emocional se cronifique y convierta sufrimiento. Es muy importante poder detectar los primeros síntomas de angustia y poner manos a la obra para detener este proceso de cronificación.

A menudo una falta de recursos emocionales predispone con mayor medida en el estado depresivo. En este sentido, técnicas como el yoga y la meditación son buenas herramientas para trabajar la gestión emocional, el pensamiento negativo y la angustia. Por lo tanto, si ya son recomendables para cualquier persona, lo son especialmente para las personas más frágiles emocionalmente y pueden constituir una buena herramienta de refuerzo.

Sin embargo, cuando surge la enfermedad, hay que tratarla combinando medicación con psicoterapia y es especialmente necesario supervisar que el enfermo cumpla con el tratamiento. En caso de que tenga asociadas otras enfermedades graves que requieran tratamientos farmacológicos, esta necesidad se ve incrementada y es capital. En el caso de la vista, una persona que se debe instilar colirios diariamente para que padece glaucoma, por ejemplo, puede perder visión de forma irreversible si no lo hace durante un tiempo.

La mente humana es muy compleja, lo que a unos les resulta indiferente a otros les apasiona. Lo que a unos no les afecta, a otros los deprime. Los hechos pueden ser los mismos pero la interpretación que hace cada uno y como cada uno vive una situación determinada es absolutamente subjetivo e inherente a cada persona en particular y sus recursos personales. Comparar personas, juzgar situaciones y criticar reacciones no ayuda a nadie y puede hacer mucho daño. Por lo tanto, todos tenemos una responsabilidad y podemos colaborar en menor o mayor medida en el bienestar de los demás, desde la empatía, la aceptación de la diferencia y la predisposición a ayudar en la medida de nuestras posibilidades. Esto nos enriquece como personas y como sociedad.

En consecuencia, el principal para paliar la depresión es:

  • Prevención, en la medida de lo posible, trabajando unos hábitos mentales saludables y la gestión emocional (yoga, meditación, inteligencia emocional, actividades lúdicas que proporcionen alegría de vivir, relaciones humanas de calidad). Hablar de los problemas con los que te puede ayudar
  • Detección precoz de los síntomas de alerta (tristeza profunda y perdurable que convierte angustia que invalida para hacer vida normal)
  • Aceptación de la enfermedad, sin estigmas o prejuicios
  • Diagnóstico psiquiátrico
  • Tratamiento farmacológico y psicoterapia
  • Apoyo moral y supervisión del cumplimiento del tratamiento (Tanto para la depresión como para otras enfermedades, tipo glaucoma, que requieren un cumplimiento estricto)
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