Repercusiones de un año de pandemia por Covid-19
Vacuna contra la Covid-19 ¿sí o no? Esta semana se ha cumplido un año del inicio de la pandemia por la Covid-19 en nuestro país. Ha sido un año muy duro para todos, no tan sólo por los más de 500.000 contagiados y los más de 21.000 muertos, que llevamos acumulados actualmente en Cataluña, sino por las repercusiones sobre la economía y la salud mental de las personas. En este sentido, el estrés, la ansiedad, la tristeza, la soledad, la depresión, el aumento de las adicciones y el miedo al contagio son las principales consecuencias y su incidencia entre la población ha aumentado de forma significativa.
Vacuna contra la Covid-19. Esperanza y dudas
Las expectativas generadas con la validación de las diferentes vacunas contra el SARS-CoV-2, que origina la enfermedad de la Covid19, por parte de las autoridades sanitarias han supuesto un hilo de esperanza que permite ver la luz al final del túnel. Esto es especialmente necesario para las personas afectadas por la fobia al contagio, las más afectadas a nivel de salud mental (al margen de las que han padecido la enfermedad o experiencias traumáticas con seres queridos afectados) e incluso física, dado que han dejado de hacer muchas cosas necesarias para su bienestar, como deporte o hasta incluso, visitas médicas y tratamientos de patologías graves.
En contraposición, el hecho de que el proceso de elaboración y testaje de las diferentes vacunas contra la Covid-19 aprobadas por las autoridades sanitarias se haya realizado de forma express, ha generado muchas dudas entre la población, que se ven agravadas por la controversia que generan muchos medios de comunicación. En este sentido es muy necesario buscar información en canales adecuados y procedente de expertos acreditados.
Vacuna contra la Covid-19 ¿sí o no? La voz de los expertos
En los últimos días, la retirada temporal preventiva de la vacuna de Astrazeneca, por parte de las autoridades sanitarias, mientras se investiga si existe relación con algunos casos de trombosis registrados en algunos países europeos, ha contribuido a incrementar la alarma social y la inseguridad de muchas personas reticentes a vacunarse.
Según los estudios de los que se dispone, las vacunas de Pfizer y Moderna confieren una inmunidad del 95%, frente al 70% de la de Astrazeneca. Tal y como destacan epidemiólogos relevantes como Oriol Mitjà, El objetivo de la vacunación es conseguir la inmunidad comunitaria o de grupo, que impide la transmisión del virus y, para conseguirla, es necesario que se vacune de forma global a toda la población del planeta. En consecuencia, si pretendemos erradicar la afectación del virus SARS-Cov-2, causante de la Covid-19 es necesario, por una parte, encontrar fármacos que eviten las complicaciones más graves de la enfermedad (otra de las líneas sobre las que se está investigando) y, por otra, detener su transmisión, y eso sólo puede hacerse mediante la inmunidad de grupo que otorgan las vacunas.
Si nos fijamos en el comportamiento de otros virus de alta transmisión y gravedad a lo largo de la historia, las vacunas han sido determinantes para frenar su expansión y gravedad. Cuando no se consigue la inmunidad comunitaria, los virus van mutando y cada vez es más complicado poder combatirlos. De ahí la suma importancia de vacunarse.
Si bien es cierto que todavía se tienen pocos conocimientos sobre esta enfermedad y sobre los efectos secundarios de las vacunas, cuando las autoridades sanitarias las validan, lo hacen en base a una seguridad más que razonable sobre el hecho de que los beneficios superan en gran medida a los posibles riesgos. Por otra parte, cuando se detecta algún riesgo superior al deseado, como es el caso actual de la vacuna de Astrazeneca, se suspende temporalmente la administración para investigarlo en profundidad, y eso debería conferirnos precisamente una dosis de seguridad y no inseguridad.
Si tuviésemos a disposición la mejor vacuna posible y en cantidad suficiente para vacunar a toda la población mundial, no existiría controversia, ni tanta ambivalencia sobre la decisión de vacunarse o no. La realidad es que disponemos de las vacunas que disponemos, y debemos valorar muy positivamente el hecho de tenerlas a nuestro alcance, porque existen muchos países en los que esta opción todavía no es una realidad, ni las personas se pueden plantear la disyuntiva sobre vacunarse o no.
Dada la insuficiencia de un número de vacunas suficiente para poder abarcar a toda la población, a los expertos se les plantean otra línea de debate todavía abierta: ¿Es mejor tener a poca población vacunada con las dos dosis, que proporciona mayor inmunidad, o es preferible vacunar a mayor número de personas con la primera dosis para tenerlas protegidas, aunque sea en menor medida y espaciar más la segunda dosis?
Con respecto de la recomendación de no utilizar la vacuna de Astrazeneca en mayores de 55 años, en base al razonamiento de que los estudios clínicos no han demostrado su eficacia en este colectivo, Mitjà piensa que entre los jóvenes la posibilidad de complicaciones es baja y esta vacuna permitiría la inmunidad de grupo que detiene la transmisión. Si posteriormente, se desea conseguir una protección del 95%, se puede optar a poner la segunda dosis de Pfizer, porque no son incompatibles, en opinión del experto.
Si nos basamos en la evidencia científica, es constatable el hecho de que en las residencias en las que se ha vacunado a profesionales e internos, los contagios han caído en más del 50%, según datos del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya. Por tanto, la vacunación se está demostrando una herramienta útil y necesaria para combatir la Covid-19.
Como colectivo médico, recomendamos la vacunación, que ya hemos aplicado a todo nuestro personal, a toda la población.
Prof. Dr. Jesús Costa Vila
Director Médico