¿Cómo afecta el verano a los ojos?

Debemos poner especial atención en el cuidado de los ojos en verano.

El verano es tiempo de playas, piscinas, aires acondicionados y, sobre todo, de una mayor incidencia de la radiación solar. Todo ello afecta en mayor o menor medida a nuestros ojos.

Pasamos muchas más horas al aire libre expuestos al sol, al cloro de las piscinas y los aires acondicionados.

Esto favorece la sequedad ocular, los orzuelos, las conjuntivitis y las queratitis.

Protege tus ojos del sol y el aire acondicionado

Es imprescindible adoptar medidas especiales para protegernos de los efectos de la radiación solar. Es recomendable evitar, especialmente en niños y bebés, las horas de mayor incidencia solar, entre las 12 h  y las 17h.

Se recomienda utilizar sombreros de ala grande, sombrillas y cremas de protección solar de filtro superior a 30, si tenemos intención de pasar tiempo en playa, piscina o montaña.

Es muy importante utilizar gafas de sol con filtro solar homologado, con el distintivo de la Comunidad Europea CE, como mínimo de nivel 3, que absorbe entre un 82 y un 92% de luz, incluso en días nublados y evitar mirar el sol. La radiación solar directa a los ojos puede ocasionar quemaduras en la córnea, la conocida como fotoqueratitis.

Por otra parte, recomendamos hidratar los ojos con lágrimas artificiales, tanto en el exterior como en interiores sistemas de aire acondicionado. La ventilación artificial ocasiona sequedad ambiental y, en consecuencia, también favorece la evaporación de la película lagrimal que protege la conjuntiva y la córnea, ocasionando cuadros de queratoconjuntivitis seca.

Protege tus ojos de los microbios de las piscinas

Utilizar gafas de natación en piscinas evita el contacto con sustancias irritantes como puede ser el cloro y con algunos gérmenes típicos del agua estancada como son las bacterias o los hongos. Es especialmente dañina y peligrosa la queratitis ocasionada por la acanthamoeba. Ello es especialmente peligroso en piscinas en las que no tenemos la seguridad de que el agua esté correctamente tratada.

La posibilidad de infecciones conjuntivales y corneales desciende bruscamente si utilizamos gafas de natación. Si nos ha entrado agua, restos de arena o cualquier partícula en los ojos, es conveniente lavarlos con abundante suero fisiológico.

Los usuarios de lentes de contacto deben evitar su uso en playas y piscinas dado que están en contacto directo con la córnea, cosa que crea unas condiciones de oxigenación que favorecen especialmente las infecciones por hongos, protozoos y bacterias que pueden ser muy severas. Asimismo, en las playas de arena fina es fácil que se cuele algún granito de arena entre la lentilla y la córnea, pudiendo ocasionar heridas o ulceraciones en la misma. Si esto te ocurre, debes retirarte con cuidado las lentillas y lavar los ojos con agua de mar limpia o suero fisiológico abundante.

Signos de alerta y consejos

Si tras un baño en una piscina o una excesiva exposición solar tienes sensación de cuerpo extraño en el ojo, lagrimeo excesivo, fotofobia, dolor en los ojos, visión borrosa y dolor de cabeza podrías sospechar de estar padeciendo conjuntivitis o, lo que es peor, una queratitis y deberías consultar con el oftalmólogo rápidamente.

Si vas a la playa o la piscina, no olvides incluir en tu equipación un sombrero de ala ancha, gafas de sol de filtro 3 homologado, gafas de piscina, lágrimas artificiales y suero fisiológico, además de la oportuna crema solar de factor superior a 30.

 

 

 

 

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